PEPY, LA AMIGA kANALLA

El otro día tuve la potra (porqué acabó pagando ella) de coincidir, al subir un bordillo en una acera de Gracia, con una de las escalatrices deportivas que más han currado el tema en este país.
Como que ya hace más de cuatro días que nos conocemos y ninguna de las dos tenía excesiva prisa por deshacerse el nudo y quitarse los gatos; entramos en un bar y la arrinconé en un corner..
Ella pidió un café con leche y una pasta, cómo no, y menda dos wolldamm con vodka. Aproveche para tocarla un poco –biceps, cuadriceps, abdominales, antebrazos- mientras esperabamos al camarero, todo estaba en su sitio y en perfectas condiciones de revista.
Hablamos de todo un poco y mucho de nada como conviene a estas situaciones.
Ella, además de estar más buena que el pan, es de natural amable la pobrecica, y le tiré de la lengua sin misericordia –cuando tenía el cruasán en la boca- para confeccionar sobre siete servilletas y con la grabadora del móbil, una entrevista que Julita no sabe que aquí transcribo (en la pantalla no salen las manchas de café con leche, pero las hay en mis papeles).

¿con quién hablé en el bar de las Presas Invertidas?
Todos los acertones tendrán un vale de 250 gallifantes para gastar en material de escalada (ferratas no) en esa tienda que hay ahí en la misma plaza.
Tomad el interrogatorio.

- A que edad empezaste con esto de la escalación.
Empecé a los diecisiete años. Gracias a una travesía de esquí, descubrí la montaña y se me abrió un mundo de posibilidades. Conocía a gente que escalaba, hice un cursillo en la UEC, y me enganché completamente al tema.

- Recuerdo la primera compe en que te vi, en 198... Quedaste bien clasificada, ¿fue esta circunstancia la que te dio la pedrada de la competición?
Si no recuerdo mal era el Barna-Roca, en el 87, la primera que se hacia en Barcelona. Me atrajo probar la competición por ver a otras chicas escalar y medirme con ellas. Quedé tercera, cosa que no me esperaba y que me motivó aún más. Y conocí a Montse Pascual, con quien congenié inmediatamente y me animó a participar en la siguiente prueba, que era en Montblanc-La Riba a las pocas semanas.

- Tu generación fue la primera que no venía del alpinismo. Fuisteis los primeros en competir o casi. Os veíais a vosotros mismos como más modernos o diferentes en algo?
Aunque mi primer terreno de escalada fueron vías clásicas en Montserrat, Pirineos, Riglos y un pequeño “taste” en los Alpes, me enganché a la escalada deportiva y a las competiciones justo en sus inicios en nuestro país. Tenía la sensación de formar parte de un nuevo deporte y de evolucionar junto con él, pasando de la polémica que el “abrir por arriba” había desatado a mediados de los ochenta.

- Como fue tu evolución desde entonces hasta que ganaste tu primer campeonato de España?
El 88 fue un año muy intenso: escalé muchísimo –aquél verano en Boux pasé prácticamente del 6c al 7b- y competí en casi todas las pruebas estatales. Acostumbraba a quedar segunda, detrás de Montse. Era una posición muy cómoda, hasta que Montse se lesionó y tuvo que retirarse de la competición. Entonces tenía la responsabilidad de ganar. Al principio me costó llevar este peso, pero en el 89 conseguí la Copa de España, cosa que me abrió las puertas de la Copa del Mundo al año siguiente.

- Y de ahí en adelante?
Entonces vinieron tres temporadas súper intensas de entrenamiento y de competiciones. Estaba muy centrada en lo que hacía, y mi objetivo principal eran las pruebas internacionales. Fueron los años fuertes de mi “carrera”.

- Cómo era la relación con los sponsores? Son cabrones hasta el punto de pedir algo que no puede ser? Aprietan mucho y no dan mucho?
Siempre había un poco de tira ya floja, pero no tenía mala relación con ellos. Desde muy al principio, Petzl, Beal y Boreal me subministraban el material, y más adelante pequeñas dotaciones económicas. Luego conté también con Bollé y Santiveri. Eran ayudas bastante simbólicas, pero tampoco no tengo la sensación de que apretaran desmesuradamente.

- Cuando entrenabas con Ricard Vila, cómo te sentías: como una chica que quería escalar y competir o como el proyecto personal de tu entrenador?
Ambas cosas coincidieron. Yo era una chica que quería escalar y competir, y me puse en manos de un entrenador que se volcó en mí, y que en cierta manera se lo tomó como un proyecto personal. Había un grado de compromiso muy fuerte entre los dos.

- Cuéntanos un par de buenos recuerdos de aquellos años.
Recuerdo escalar la “Sesión continua“ (7c) en Montserrat sin demasiado esfuerzo. Me sentía fuerte y tenía la sensación de levitar, era fantástico. Guardo muy buen recuerdo también de una tarde haciendo boulder en Tuolumne Meadows (Yosemite). Nos guiaba Ron Kauk. Le veía a él, a Carles Brascó, a Txema Gómez y a Patxi Arocena hacer pasos increíbles, y de repente me dije: -Y por qué yo no? Los probé y me sorprendí a mi misma.
Y déjame contarte un tercero: tarde de fin de año del 92. Solo me queda tiempo y fuerzas para el tercer y último intento a la “Fútbol Fan” (8a), en Fraguel, Mallorca. Ya no habrán más oportunidades, mañana regreso y acabo la temporada, con lo cual tengo que descansar. Me asegura Miquel Riera. Aunque estoy muy cansada, pongo en ello el máximo de concentración y voluntad… y lo consigo! A la noche, me pongo una minifalda, y a bailar como una loca, que es mi otra gran pasión..

- Y la copa/campeonato del mundo? Viajar, conocer gente, conocer lolos/as (a estos se les da de comer aparte).
Las competiciones internacionales me permitieron justamente esto: viajar y conocer gente de todo el mundo enganchados al mismo hilo. Fue lo mejor de aquellos años.

- Todo esto te daba motivación extra? para qué? Para subir grado y ser la mejor o para estar arriba en el ranking y seguir en el circo?.
Para mí la competición fue un motor de motivación. Me fijaba objetivos, y el hecho de irlos consiguiendo me daba fuerza para continuar.

- Como se lleva el peso de la fama? Hubo una época que salías en todas las revistas, llegar a un pie de vía un domingo debía ser una plasta. El personal te decía algo o sólo te miraban?
La fama dentro de un mundo tan pequeño como el de la escalada era muy llevadera, diría que incluso agradable. La gente se interesaba por ti sin llegara ser plasta.

- Cuales fueron tus mejores clasificaciones?.
Gané la Copa de España del 1989 al 1992, y en el ranking de la Copa del Mundo quedé séptima el 1990, sexta el 1991, y séptima otra vez el 1992. Los mejores resultados en competiciones concretas los hice en el Máster Internacional de Montblanc-La Riba del 1991, que quedé tercera, y en cuatro pruebas de Copa del Mundo (Tokio y Birmingham el 1991, y Kobe y Laval el 1992), en que quedé quinta.

- Hasta que año competiste?
Hasta mediados del 1993.

- Es un mundo fashion el de la alta competición? Como cuanta hipocresía hay en todo ello? La gente haría algo incorrecto para quedar clasificada por delante de ti?
Yo no tuve nunca esta sensación. Quizá en los inicios de las competiciones, cuando el reglamento no estaba del todo definido hubo más líos (de hecho Lynn Hill cuenta alguno en su libro) pero yo no viví ninguna mala experiencia en este sentido. Había un ambiente muy cordial entre las competidoras.

- Y el dopping? Crees que un escalador cualquiera de alta competición, de los 10 primeros, pasaría un análisis antidopping sin problemas?
En aquél momento ya hacían controles entre los primeros clasificados. Me imagino que continúan haciéndolos y que yo sepa nunca ha trascendido ningún “marrón”.

- Ahora que estás retirada de la vida escalatoria competitiva, cómo has sustituido la adrenalina de las compes?.
Aquellos momentos de intensidad y concentración máxima no los he vuelto a vivir, y esto es quizás lo que más añoro. Pero por otro lado también sufrías mucho si las cosas no te iban bien. De hecho, cuando dejé de competir en el 93, lo hice porqué estaba sufriendo más que disfrutando.

- Tu hija ya tiene gatos y arnés?. Ya la has llevado a escalar?
Martina tiene tres años y medio y ha venido con nosotros a escalar, pero aún no la hemos “colgado” de una cuerda en serio. Ya llegará. De momento este año ha empezado con el esquí, y nos hemos reído un montón con ella.

- Que prefieres ahora, una buena tapia o una vía corta de dificultad? Y antes?
Ahora disfruto más con una tapia, y si está bien asegurada mejor. Para mi las vías cortas de dificultad tenían más sentido antes, cuando podía dedicarles tiempo y forzar mis límites.

- Veo que sigues teniendo esos abdominales estilo tableta de chocolate ¿cuál es tu secreto Mary?
Creo que se te ha quedado una imagen un poco idealizada de mi, John…

- Lo del Botox funciona bien, no se te ve ni una arruga a pesar del tiempo transcurrido desde tu alumbramiento. Es caro un tratamiento?
No veas, me gasto todo el sueldo en ello….

- Qué crees que ha aportado la escalada a tu vida, aparte de una familia?
Muchas cosas buenas: el contacto directo con la naturaleza, la noción de esfuerzo, amistades fantásticas, conocer un poco de mundo…

- Qué es lo mejor que le puede pasar a una persona humana en esta vida?
Saber apreciarla y disfrutarla, que a veces no es tan fácil.

Nuestra próxima cita será para ir al IKEA a comprar una de esas bavaresas de doce metros, desmontable y de grado variable, que allí venden.