En un diálogo, entre dos individuos-tipo, si uno de ellos admitiera en voz alta y en las primeras frases que es un gilipollas, dejaría automáticamente desarmado a su interlocutor.
Éste ya no podría delatar la profunda gilipollez del otro –porque ya habría sido enunciada anteriormente- a lo sumo corroborar o incluso poner algún ejemplo edificante sobre la estulticia y de cómo resolverla. En el colmo del cabreo, cagarse en sus putos muertos por haberle pisao la primicia.
Pero si el individuo-tipo, además de ser gilipollas, te pone al loro de sus insuficiencias –quien avisa no es traidor- y te invita a celebrar que seguimos vivos, da que pensar.
Es aquí cuando se puede especular con que el tipo no es tan gilipollas como él mismo dice y que además parece tener un buen cacho de sentido común.
Esta semana ha salido -directa a la reunión- una noticia sobre la retirada de todos los crampones Sarken, de Petzl-Charlet.
Al parecer el fabricante ha localizado un defecto, por fatiga de material, en las puntas delanteras.
Aunque no ha habido hasta el momento ningún percance colateral, la marca pretende retirar de servicio todos Sarken y curarse en salud. Salud que es la del usuario.
Petzl-Charlet ha hecho lo más difícil:
1º Estar al loro de la evolución de las prestaciones de las unidades puestas en uso, con sus controlillos, probadores-soplones y etc.
2º Admitir públicamente el defecto y ofrecer una seria voluntad de reparación del asunto. Una vez más dan muestras de una salud empresarial absoluta y del estricto cumplimiento de las normas europeas.
Corresponde ahora al interlocutor (nosotros, los usuarios) poner a prueba al Servicio Post Venta de la marca. Todavía falta una estación completa hasta el invierno, tiempo de sobra para conseguirnos unos pinchos nuevos para la próxima caricatura.
Leí en un libro de Joe Simpson que el accidente que tuvo en el Pachermo fue a causa de un crampón defectuoso. La marca en cuestión había publicitado el defecto e intentado avisar a los usuarios.
Él, Simpson, no se enteró hasta demasiado tarde.
¡¡Pásalo!!
Éste ya no podría delatar la profunda gilipollez del otro –porque ya habría sido enunciada anteriormente- a lo sumo corroborar o incluso poner algún ejemplo edificante sobre la estulticia y de cómo resolverla. En el colmo del cabreo, cagarse en sus putos muertos por haberle pisao la primicia.

Pero si el individuo-tipo, además de ser gilipollas, te pone al loro de sus insuficiencias –quien avisa no es traidor- y te invita a celebrar que seguimos vivos, da que pensar.
Es aquí cuando se puede especular con que el tipo no es tan gilipollas como él mismo dice y que además parece tener un buen cacho de sentido común.
Esta semana ha salido -directa a la reunión- una noticia sobre la retirada de todos los crampones Sarken, de Petzl-Charlet.
Al parecer el fabricante ha localizado un defecto, por fatiga de material, en las puntas delanteras.
Aunque no ha habido hasta el momento ningún percance colateral, la marca pretende retirar de servicio todos Sarken y curarse en salud. Salud que es la del usuario.
Petzl-Charlet ha hecho lo más difícil:
1º Estar al loro de la evolución de las prestaciones de las unidades puestas en uso, con sus controlillos, probadores-soplones y etc.
2º Admitir públicamente el defecto y ofrecer una seria voluntad de reparación del asunto. Una vez más dan muestras de una salud empresarial absoluta y del estricto cumplimiento de las normas europeas.
Corresponde ahora al interlocutor (nosotros, los usuarios) poner a prueba al Servicio Post Venta de la marca. Todavía falta una estación completa hasta el invierno, tiempo de sobra para conseguirnos unos pinchos nuevos para la próxima caricatura.
Leí en un libro de Joe Simpson que el accidente que tuvo en el Pachermo fue a causa de un crampón defectuoso. La marca en cuestión había publicitado el defecto e intentado avisar a los usuarios.
Él, Simpson, no se enteró hasta demasiado tarde.
¡¡Pásalo!!