BARTOLO

Desde hace hace la tira que escalo con un mudo. Siempre es mejor hacerselo con mudo que con un sordo. Está clara la cosa: cuando el mudo te chille será que te está insultando y al sordo ya lo puedes insultar que de ningún modo te va a oir.
Bartolo, ahora, da poca bronca. Siempre hemos estado de acuerdo adónde había que ir.
Cuando toca encajar, encaja; aguanta frío, calor y lo que le echen las excremencias del tiempo.
Con él he repetido cantidad de recorridos: guapos, cómodos y molestos, malos, cortos, larguísimos, rápidos, lentos, caros y baratos, de día y de noche.
A veces es un fresco y otras pilla un calentón.
No chupa alcohol ni de día ni de noche.
Para llevarlo bien con él, sólo hay que darle un poco de gasofa.
Este es un tributo a todos los Bartolos del mundo. A ver si le dan la medalla al mérito deportivo.

Ultimamente he tenido ocho carros y dos motos. Los carros, siempre se han llamado Bartolo, con un ordinal romano detrás, como los cohetes. Las motos eran no name.
Con cada uno le he metido mogollón de millas y me han puesto en lugares a los que jamás he vuelto a ir o en otros en los que casi que me he empadronado.
Cuando pasean por mi cabeza resulta como con las viejas buenas canciones: al oirlas la bola se aviva con excelentes memorias de historias remotas.

En 1975 necesité un finde entero para ir y volver de Bcn a Montserrat. Con la Junior, una Bultaco de 74cc, me corrí mi primera escapada de tapadillo (mis viejos nunca lo supieron). El objetivo era la Anglada de la Cadireta y el compi: F.L. “El Abortito”, entre los dos debíamos pesar 90 kilos. Triunfamos ampliamente.
Dormimos a pie de vía, con la moto al lado. Con el mínimo material: sin saco de dormir –era agosto- 10 moscatas cada uno y dos pedales + dos cuerdas de 40 mts. Encordados al pecho y sin cintas express, porque no existían. Algo de agua, bocatas, ducados y cerillas.

1977. My first Bartolo. Un Simca 1000. B-AJ. Este sí que dio la talla. Durante dos años y prácticamente sin un duro lo hinché a trabajar kms. Estuvimos en todo el Pirineo desde Ansó a Girona. Le hice mil putadas, tracción trasera buena pa las pistas, aguantó todo hasta que lo repudié y vendí en el mercado de esclavos sin ningún miramiento y así poder pagar el cupo para hacer la mili.
Recuerdo tres viajes en especial:
- Calanques (Marsella) allí en un mes de mayo hicimos el ridículo más estrepitoso. Los gabachos iban con pantalón corto y gatos, nosotros con rocciatores y supercalcáreas. Poníamos clavos en las vías y ellos nos daban la bronca por hacerlo, mientras usaban empotradores.
- Fuentedé en los Picos, un septiembre magnífico. Bartolo nos subió hasta los Prados de Aliva. Cayeron la arista del Jisu, el Espolón de los Franceses y la Directa de los Horcados Rojos. Volvimos a ver unos tíos con pies de gato.
- Sólo bajar de Picos y sin pasar por casa,un concierto de los Rolling Stones en Holanda. Sin palabras.

1982 y Bartolo II vinieron ligados. Un Dyane 6, una Cabrilla igualita que esta. B-BX. También se lo curró, no podía negarse. Yo era un mal jefe y no tuvo una vida fácil. Ya después del segundo año iba sin frenos. Ya había “aprendido a conducir” bastante o eso creía. Un día no dí la talla para frenar –había que manchar dos veces el pedal- y la Cabrilla acabó con el morro metido en el culo de un Pegaso. Cometí eutanasia.
- La liga la gana el Montrebei.
el Nazgul, Paul-Lalueza, Latin Bros. 8ª asc., Diedro Gris, del Cuervo, Cistus Albidus, Santiago Domingo.
La primera vez que fui al campo municipal del Montrebei, me caí por un margen al hacer un recto con la cabrilla en una curva a la dere. Bartolo nos sacó del apuro.
Hubo también una fantástica semana en la que escalé el Diedro de la Serenidad en la Peña Telera , en el Midi y en Ordesa.

1985 fue el año del Bartolo III, un Renault 6 GTL . B-DD. Aquel, ya era el carro para un señor de la guerra. Mi crónica cambió y la suya también. Cabíamos cuatro y se aceptaba: una mochila grande y otra pequeña por persona y personalmente. Bolsa de mano, de plástico y con asas, aparte.
Corría como para no hacer cola en las curvas. La vida en la carretera era otra cosa. No habían tantas rayas continuas y se podía ir a saco por las nacionales. Por las pistas... también.

La CADE de la Pared de Aragón en abril de 1985, eramos cinco, 08.00 am a pie de vía, 18.00 pm arriba de la vía, 01.00 del día siguiente en la cabaña. 08.00 am. Lunes, a currar sin dormir, con un montón de pinchos en el body.
Sólo vivía para escalar. Durante más de 25 años ha sido así, absolutamente todos los findes salía, aunque cayera la del pulpo. Como ansioso. Montón de viajes a: Riglos, Peñón d’Ifach, Midi, Ordesa. La Rabadá-Navarro del Fire, Directa Rusa, Punta Jean Sante, Zaratustra.

1987 y con Bartolo IV llegó el poder. Gran adquisición, una fregoneta Renault 4 F6. B-GN. Mu bien prepará para la vida del fánatico de findesemana: dormir, cocinar y morir (en la carretera) dentro y con gran autonomía. Con loro pegao al carro por primera vez en la vida. Era la hostia, con mosquiteras y todas las pijaditas que le puso el tío. Se la compré a uno que se había pegado mil horas para tunearla. Era el no va más en bricolage. Le metí más viajes que el cántaro que va a la fuente. Quizá eso me dio un brote de esquizafrenia.
Recuerdo especial para un viaje a los Dolomitas: Carlesso de la Torre Trieste, Carlesso de la Torre di Valgrande . Intento de la Gogna a la Marmolada, repetición de tres vías en el Piz Ciavazes y las Torres de Sella. Constantini-Ghedina a la Tofana y yo que sé que más.

1991. Ya estaba hasta las pelotas del 4L. Bartolo Force 5 llegó con forma de Ford Orión. B-HD. Ya había rodado mucho en CuatroLatas, demasiado personal en la carretera que andaba más que yo, tenían carros más potens: mi ego de León de la Carretera no lo podía aceptar, fue el principio de mis problemas psíquicos.
Con un 1.6 diesel y aquel maletero, más la novia nueva que me había echado, yo fuí el capo de la autoestrada. Parcela de camping en multipropiedad cuatro años en los Dolomitas. Los de infantería siempre en agosto.
Me va el rollo dolomítico ¿y qué?. Allí, sí haces la vista gorda con los turistas, los kumbas y los motards austriacos, si el tiempo y la autoridad lo permiten; es guapo. Ya sé que me paso tres largos. Sé, querido lector, que es muy jevi tener que aguantar todo esto, pero es que tienen unas tapias que flipas y cuando estás en la montaña –que va de eso- hay que estar escalando.
Don Quixote y Gogna a la Marmolada, Phillip-Flamm de la Civetta, Tissi de la Trieste. Austria, Wilder Kaiser...
Mención especial para unas vacaciones en Andalucía. Los Tajos de las Alcandoras, Los Vados, El Chorro y el Torcal de Antequera.
El descubrimiento de ”Cavallers”.
Andaba a toda leche, como que si la pasma me persiguiera, no tardé mucho en fundirlo y vendérselo a mi cuñada. Tuvo una vida breve.

1995 empezó con el rally de los 1000 virajes y mis desvaríos síquicos prosperaron. A un AlfaRomeo 33 le tocó ser Bart VI. B-IZ. Vaya mierda. Nasío pa sufrir. Un carro de 98 octanos y 104 cv. Ah!!! La mecánica italiana!! En la retaguardia, siempre alguien que se ponía paposo.
Österreich, esta vez con un autóctono, que no hay como llevar guía y que además hable de aquella manera tan curiosa.
La Despiau del Spigolo de Ansabère, la O.N.O. del Gran Pic del Midi d’Ossau, Fredi-Picazo del Pilar de Sobrarbe.

1998. Bart Sixº decidió cascar en la autopista de Girona. Bartolo VII era un no deseado pero en cuatro días triunfó. Ya lo sabía. Mi siquiatra siguió engordando a mi costa.
Seat Ibizca. B-UU. El primero de la cepa que no era de segunda mano. Con AA, gran logro pá contra la caló. Que cosa más fina; ni un ruido, olor a nuevo.
Estreno inmediato: La Cassin del Badile, Val di Mello -il Precipizio degli Asteroidi-, Verdón: La Demande .
Más; Las Hoces de Vegacervera , Valverdin, Asturias=cabrales , Abraxas.
Montserrat, Terradets, Ager, Pedraforca, La Cerdanya. Rollo Familiar. Silla para enanos. Curva de bajada.

2005 y B-VIII, un Daegüoo . DRY.
Regurgitaciones a saco el primer día, para que se sepa quien manda atrás. B8, mayormente, curra en la “trasladación familiar veraniega”, una especie de Ong. Le llamamos B8, porque Bal·tolo nos da mucha lisa.
Castellón-Penyagolosa , Montanejos, más Pedraforca, Canalda, poca cosa...
Y en un ataque de risa –con tos y lapos desos, como dice el M.N.- en una curva me tragué un burro sin luces rojas de situación. Mi careto convertido en bajorrelieve por un airbag koreano.
Ahora, el koreano, al que el seguro pagó bien, tiene la cara nueva y le queda algo de aceite en el cárter. Me lleva por ahí -ya sabe el camino- y es que los años no pasan en Balde pero Aquí sí.
Bartolo me traslada con toda su devoción, como si fueramos una pareja de hecho. Al no tener recordación de ninguna clase, no sabe que no todos los Bartolos vivieron acomodados y no me lo tiene en cuenta.
Mi médico siquiatra se compró el Manute Bol Stadium de Pasadena (11790 plazas) para dar conciertos de xalaparta. Está clarinete: tiene mucha plata y está de atar. Como que sigo bebiendo de su oráculo, así me va.

Ya sólo pretendo seguir echando pan a los patos con Bartolo, dilapidando nuestra pensión, dando la plasta a todos y liando tabaco de hebra sentado en el sofa de la mujer de mi hijo. Con el Parkinsson se me esparrama todo el tabaco y se cabrea cantidad.

Viva la escalación al ensamble.