Si tíos, hay quien es capaz de celebrar que hace muchos años que tiene el mismo curro.
Este finde último hubo reunión en el refugio
J. Ventosa i Calvell,Miquel Sánchez -el capo di tutti li capi- celebraba el 25 aniversario de permanencia al pie del fogón y la manta.
Miquel es un tipo de mirada clara y verbo ágil y mordaz. Capaz de un estricto orden prusiano y de la desproporción necesaria para pasarlo bien con él. Cabal, generoso y marcado al fuego.
El tío tuvo las agallas necesarias para citarnos a todos juntos a la misma hora y en el mismo lugar, para tratarnos como si fuéramos jefes y más durante dos días.
Actuación musical incluida. Básicamente consiguió rodearse de un mix de héroes del telemark, palilleros y escaladores piraos y en edad de tener familia.
Claro, hay un alto número de nuevas producciones, esto se nota porque había un enjambre de monstruitos a los que alimentar, cuidar y contentar, rollo documental del National Geographic con leonas en una sabana que no es la suya y camada para cuidar. A veces, los progenitores masculinos dábamos alguna indicación.
Todos, todos, todos hemos gozado de la ocasión, en algunos casos sin conocimiento mutuo previo fuimos capaces de ligar conversaciones más o menos inteligentes. En otros, hacía años que no nos veíamos y después de vencer nuestra natural aversión nos hemos dado la mano, abrazado y besado.
Una vez más ha quedado demostrado mi postulado de que la práctica de eso que tanto nos gusta nos otorga un carácter especial, quizá difícil de encontrar en otros rollos en los que no hace falta confiar el uno en el otro para salir vivos y bien de una situación.
Es una manera de ser con la que uno puede reencontrarse con un colega después de muchos años y sentarse en una mesa para comer y cascar como si la última vez hubiera sido ayer. Y eso fue lo que hicimos.
Por la tarde hubo un pase de filminas con imágenes de unas nuevas vías en la arena del desierto. Después un cine fórum y merienda (pan con chocolate)
En una previa, durante dos semanas la zona noble del personal citado estuvo recaudando algunos gallifantes con los que comprar veinticinco pelucos TRolex a una mafia del Este asaltantes de top mantas. Porque somos así de chulos y con buenos contactos (las expediciones a Novosibirsk dan para mucho).
Se ve que al tío lo que le jodía era el hecho de que si hubiera currado los 25 tacos en una sauna o una cantera el amo le habría regalado un reloj de oro falso con una inscripción del tipo:
gracias a tu lumbalgia yo soy rico.Y en el refu como el jefe es él pues no se podía autosorprender.
Hubo entrega del Premio de Permanencia después de la cena. Yo creo que lo pillamos despistado, a Miquel, y que no lo esperaba.
Veinticinco pelucos para el Calvo de Oro y una trompeta para que toque jazz en privado.
A la hora de las brujas la actuación de Marty Wilson-Piper, un tipo raro de encontrar en un lugar como este, guitarrista del grupo
The Church. Pa mi que fue eso que ahora llaman una actuación intimista.
Yo que soy un punto sordo para esto de la música y las coplas en inglés sin la chuleta de la letra, diría que era un tío tan auténtico como el Albert Pla y no tengo las más mínima duda sobre la excelencia de la letra de sus cantos. Pero no ligué ná de lo que dijo el pollo.
Disponía el juglar del apoyo de Tiare, -en palabras del paisano Etc “cruce de aborigen y gata australiana, todavía no sé que pensar de ella”- que jugaba el papel de afinar la guitarra, crear ambiente con su look y estar por todo.
Hay que decir que el tal Marty daba la talla de fanático de la música. Al igual que nosotros somos capaces de mantener una sesión completa de mal tiempo hablando de cantos y gesticulando movimientos, él iba todo el puto día entonando tonadas y marcando acordes de guitarra con las manos.
Por lo que pude saber la sesión duró hasta las tantas con: rueda de prensa, comentario del texto de las letras, ruegos, preguntas y penúltima copa.
El domingo siguió placidamente al sábado, con una bajada de temperatura y un vientecillo cabrón. Nos encontramos con el músico y su gatita en el no windy corner del refugio. Intenté enseñarle algunos insultos en castellano haciéndole creer que eran frases como: buenos días que bonito día o encantado de conocerte. Creo que la cosa no cuajó mucho, hace un rato repasaba los apuntes que tomé de lo que él me dijo que era “bienvenido a casa”: fucking ass hole.
Me doy cuen que se quedó conmigo el cabrón. Hay que ser buen perdedor y no cabrearse pero cuando vea su coche le pincharé las cuatro ruedas.
Evidentemente nadie, salvo un fanático y sus pobres mujer e hija que fueron al Montarto, nadie, repito, se fue a escalar ni a caminar mucho. Día dedicado a la contemplación y a la evacuación familiar: verdaderas colas y meteduras de pata en el agua al cruzar los arroyos. Los músicos, las embarazadas y los tarados fueron evacuados en helicóptero. Bajada en picado hasta el parking de Cavallers. Inolvidable.
Despedida y cierre.