
El sábado cené con
MHS y BO, las respectivas AMA y LA, las chiquiyah, etc. etc.
Hace más tiempo que nos conocemos que no y a pesar de todo hay quien sigue escalando.
En un momento dado, MHS nos contaba el último finde en Riglos.
“Con el G que tiene 54 años y es 7º dan de taekwondo –más que cachas, toda la vida escalando, propietario de cuatro gimnasios, abdominales en tableta de chocolate- curiosamente G no había estado jamás en los Riglos y empezamos por el espolón del Adamelo para que se hiciera a la idea del tema.”
A MHS –50 tacos toda la vida escalando- le sobra canto y coco. El tío, como es muy sui generis, decidió unilateralmente saltarse las reuniones, no poner ningún seguro y así hacer la vía en dos largos. G desde el suelo no lo veía claro pues las tabletas de chocolate conseguidas a base de indoor reclaman seguridad y le pedía a gritos que pusiera alguna protección.
En este momento de la fábula, su parienta contra la que se casó, enfurecida porqué el cabrón se saltaba los seguros –indudable que pensaba en la orfandad de sus hijas- le tiró un cenicero de bronce, que también es metal olímpico, por la cabeza, que MAR –mi respectiva- pudo esquivar por el negro de una uña. Esto último es del Quijote.
Como BO es un pesao de la hostia, insistía tenazmente en que la acción era correcta, que el de las tabletas debía recordar lo que vale un peine, que en caso de no querer acordarse se volviera a sus pesas y a los hongos de las duchas.
En este momento su parienta, que es toda finura y con una vocecita fina fina, decidió que BO debía dejar de ponerse en ridículo y le atizó una viaje por debajo la mesa que lo corrió un metro.
Alguien colgó dos rombos en la pared debajo del poster del Patrick Edlinger y las niñas se fueron a jugar a los Sims para fabricar familias ideales.
Fue aquí cuando empecé –yo pamis p’adentros- a intentar maquinar una solución de apaño para que no pasara la cosa de unas collejas y unas quemaduras de cigarrillo.
La sucesión de mis discurrimientos fue más o menos así:
-1 o A. La seguridad física de G podía estar en entredicho a partir de la primera R.
-B ó 2. Casi mejor que cuando MHS tuviera estos siroccos pues que escalara sin cuerdas.
-3 o C. Recordé que durante las muchas vías que habíamos escalado juntos, muchas veces por acción u omisión el hijodeputa había jugado con mi pellejo.
-4 o D. Afortunadamente para su público siempre acababa redundando en él el desprovecho de sus malas acciones. Una vez intentó romper la Oeste del Naranjo de un cabezazo para acabar volando en helicóptero al hospital y otra hizo un factor 2 de 30 metros sobre la última reunión del Diedro Gris con resultado de una pata rota y 0 helicó para el regreso.
-5 o E. hh?!!¿¿,,,,,,?¿?¿?¿.,.,.!!!!¡...........¿¿¿???..??....,
-6 o F. Una botella a medias de auténtico Jim Beam con una servilleta en llamas en el gollete –molotov style- volaba hacía mi posición y yo sin mi pomada para las quemaduras... Deja de pensar imbécil.
Renuncié a cavilar y pillé al vuelo la botella, que iba directa al repisa de la librería que contiene las obras completas del Joe Simpson y toda la guía Ollivier (reimpresión en offset de la 1ª edición de 1969) y con la servilleta en llamas encendí un joint, luego la apagué de un manotazo y me dí un trago.
MHS estaba -in this moment- intentando convencer a los oyentes de sus contrariedades reales: “no disfruto al 100% de la vía si no tengo la sensación de estar jugándomela...”. Esa es su dicha y nuestro problema.
Su mujer preguntaba si había en la casa un hueso de jamón o un bate de beisbol. Fijo que debía pensar en la viudedad y la separación de bienes.
Ellas, AMA, MAR y LA, las tres a la vez, que están por las vías con protecciones hasta la risa, no aprobaban el punto de vista de MHS y empezaron a echarle migas de pan, luego vasos y un cenicero del Bocaccio que es como un ladrillo.
El entorno estaba caldeado y propuse que bajaramos a la estación de metro, nos sentaramos en la vía a la espera de un tren y que el último que saliera corriendo sería el más valiente. Por suerte se nos fue la bola.
Durante un rato hablamos del fenómeno patético ese del Tarragó.
MHS, que también sabe de full contact, juró que cuando se lo encuentre lo va a aplastar como a un plomo en un agujerillo. BO siempre tan a un lado reclamaba la quema de sus obras en pública hoguera -como si la Kumbayas de la Momia se pudiera quemar- o cortarle cualquier dedo susceptible de apretar el gatillo del taladro. Yo me decantaba por encularlo con una broca.