And he was too old to Rock'n'Roll but he was too young to die.
No, you're never too old to Rock'n'Roll if you're too young to die.
JETHRO TULL
El domingo pasado en Santa Cecilia hubo reunión de viejos piratas.
Aquellos chavales peludos y desgarbados de los años 75/80 son hoy unos adultos con cara de serlo –pelo plateado y arrugas- y que pasarían por unos simples abuelitos en un pie de vía hoy en día, a los ojos de los no conocedores de los personajes de la historia nada los hace diferentes de los demás.
Ellos, que ahora son ya casi leyenda en la escalada de nuestro país, que ya van por su cuarta década en activo muchos de ellos, que durante su juventud pusieron el listón muy alto abriendo rutas que fueron una colleja para muchos, que aún siguen en activo, fueron en su día los que cortaron el bacalao.
Cada generación le da un empujón a las costumbres establecidas y el de la de los Piratas además dejó huella indeleble y con derecho a capítulo propio en la historia alpina de por aquí.
Otra tribu
Al contrario que ahora la cadena informativa era casi nula y de un lentitud inimaginable hoy en día. En las zonas de escalada pequeños grupos humanos provenientes casi todos de clubs excursionistas y/o sus secciones de escalada más los outsiders llegados al mismo escenario por otros caminos, se mezclaban. Tarde o temprano los habituales más activos acababan conociéndose y creando nuevas cordadas y complicidades.
Entre todos estos grupos hubo uno que adoptó el nombre de “piratas” -y creo que- una de las cosas que querían dejar claro era su no pertenencia a ninguna de las otras tribus más tradicionales.
No hay que olvidar el momento que se vivía, que era el del fin de la dictadura y el inicio de la democracia. La economía no era ni mucho menos lo que fue diez o veinte años más tarde. Se iba a escalar en transporte público y muy pocos afortunados tenían vehículo propio, se iba con el dinero contado y cargaba uno todo el papeo de casa, si sobraba algo era para una cerveza a la vuelta antes de coger el tren.
Escalando se tiraba absolutamente de martillo para asegurarse y, a veces, algunos segundos de cordada poco experimentados “olvidaban” recuperar alguno de los clavos que había puesto su compañero. En consecuencia había clavos que sobraban –puesto que el concepto de vías equipadas no existía, aunque, sí el de autopistas de clavos-, éstos y otros eran susceptibles de pasar al portamaterial de algún novato peleón o no tan novato. El material era caro, los jóvenes aprendices de escaladores que no tenían ni un duro, para conseguirlo, en ocasiones lo recuperaban –pirateaban- de otras vías. Era un uso común entonces, como coetáneo y usuario del mismo terreno, puedo asegurar que era así como nos enseñaban y aprendíamos todos entonces.
Era también habitual que los componentes de las secciones de escalada de los clubs de montaña usaran una uniformidad propia en los jerséis de sus integrantes para identificarse. De ahí el jersey negro con una banda blanca rodeando pecho y espalda adoptado por los piratas.
Una cosa lleva a la otra. Llegó un momento que aquellos “piratas” necesitaron hierros para sus nuevas vías y los buscaron allí donde había, en algunas rutas los había como setas, para luego hacerlo saber. Como no habían libros donde piar, pues no existían, al principio las novedades quedaban anunciadas con rotulador negro sobre las baldosas blancas de los servicios públicos del monasterio. Con textos más o menos así:
-Anglada de la paret despitonada. Piratas
-Gesam faltan 22 clavos pero chula pa la canalla
-Pa la canalla, la Mas-Brullet no tiene tacos, los hemos quemao
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Sólo como ejemplo de aquel tiempo, cuatro vías, quizá las más rompedoras en su día, en otros tantos lugares: Valentín Casanovas en la Paret de l’Aeri de Montserrat, L’Estimball en la cara sur del Pollegó Inferior del Pedraforca, Zaratustra en el espolón sur de la pared del Gallinero en Ordesa, dels Catalans al Mallo Pisón. Ahora son clásicas de dificultad y calidad reconocida.
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Destacan entre todos ellos las trayectorias de Antonio García Picazo y Armand Ballart como primeros ascensionistas de innumerables nuevas rutas. Los dos en activo todavía.
AGP ha escrito y autoeditado una serie de libros en los que cuenta sus vivencias y pensamientos. Con una prosa que a veces raya la locura de don Quijote de la Mancha, siempre plagada de neologismos propios y sueños estelares en los vivacs, relata sus paseos.
ABC es uno de los mejores y más activos comunicadores de nuevas rutas, fue quien con sus dibujos de vías revolucionó el mundo de los croquis. Cronista infatigable de la roca de nuestro país, colabora con diferentes publicaciones de nuestro mundo. Su trabajo es conocido a nivel mundial.
Son más de los que aparecen en la foto, pero estos son los que estuvieron el domingo (de izquierda a derecha).
Lluís Agustí “Pana”, Lluís Solé “Casi”, Joan Altimira “Aranya”, Lluís Hortalà, Joan Mulero “Oruga”, Miguel Arcarons, A.G.Picazo, José Rodríguez “Rodri”, A.Ballart, Fredi Parera y Ramon Artigas.
Esta es una visión posiblemente sesgada de la historia, pero es la mía.