Acaba de ser publicada en la web de la
FEEC el resultado del acuerdo para la regulación de la escalada en Montserrat, pueden estar contentos los escaladores en general puesto que parece bastante benigna en cuanto a prohibiciones puras y duras.
Está contemplado el
tema del reequipamiento de rutas, desde este nuevo prisma esa famosa reunión será una cosa informal y oficiosa puesto que el tema ya está sentenciado. Las polémicas que se deriven de esta regulación y sus reglas serán estériles. Granhermano nos vigila desde un nido de rapaces en una zona A y nos va coartando el libre albedrío para bien y para no tanto.
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La muerte este fin de semana de una escaladora en la Easy Rider debe ser aceptada con normalidad. Se supone que todo escalador acepta el riesgo que conlleva esta actividad fuera de las rutas protegidas deportivamente.
No hay porqué mezclar – rurps con chapas gordas- conceptos como la escalada de rutas de carácter clásico –reequipadas o no- con la seguridad casi absoluta de las vías deportivas.
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En unos pocos días se ha levantado un interés por un simple encuentro cervecero jamás realizado.
La convocatoria de reunión lanzada hace unos días por DDT está creando muchas expectativas al personal. Probablemente hace falta una cierta catarsis en todo este asunto de los reequipamientos en Montserrat y por extensión al resto de paredes. Aunque será difícil puesto que si algo caracteriza al colectivo escalador es la anarquía y sectarismo.
La “crisis” actual y cuyo detonante han sido las acciones del algunos individuos aislados, es hija de aquella otra famosa “reunión de crisis” de 1985. En aquella ocasión lo que se discutió fue si era éticamente correcta al apertura de vías descolgándose previamente. Digo discutió porque sí hubo momentos muy tensos.
Como fruto de aquel encuentro –debíamos ser unos doscientos- quedó aceptada, asentada y asumida la modalidad de escalada deportiva, con todas sus características (jamás definidas exactamente por nadie, ¡estaríamos buenos!) entre ellas el equipamiento previo de las rutas.
Hija de la R-1985 es la actual crisis de pensamientos y valores. La generación siguiente, la actual, es inevitablemente híbrida en sus tendencias y acepta normalmente la convivencia de ambas disciplinas. No hay reglas escritas y si las hubiera se saltarían a la torera –ahí está la parte anárquica- pero si hay una aceptación implícita de no pisarse los terrenos ni trastocar el aire particular de las rutas.
Los disturbios surgen cuando de vez en cuando un iluminado o más, a la vez y/o consecutivos, pretenden hacer comulgar con ruedas de molino al personal.
Se registra desde hace un tiempo la actividad supuestamente reparadora de vías de DDT, este hecho no tendría mucha importancia en sí mismo si no fuera por el autobombo a que somete sus acciones y el reestiling de equipamiento, inapropiado por diferente del original, al que somete a las vías víctimas de su ansía por hacer algo por su deporte favorito.
Pero probablemente la gota que ha hecho colmar la medida ha sido la entrada en el juego del JB (
Pazos, como el traficante gallego de Airbag, el de la submachinegun), un individuo –pasmoso quintacolumnista- que maravilla al personal con ideas aberrantes sobre la escalada y sus orígenes
-Mirad nenes, aquí hay una cuestión, el concetu es el concetu, y esa es la cuestión- con un desparpajo sin límites demostrando una incultura asumida -ahí están sus post ideológica y gramaticalmente insufribles- que tiene el gallinero patas arriba y a los jóvenes gallos enloquecidos.
Tampoco tendría mayor importancia el sujeto este si no fuera porque sus acciones quedarán para vergüenza de toda una generación, que se quedó mirando muda mientras Pazos le petaba el anillo de cuero al Gorro Frigi y a sus vías.
No se me ocurre que futuro tiene este tío en la esperada tertulia, ya de entrada asegura que él no va a cambiar sus planes.
La tertulia cervecera informal, para conocerse, que deseaba DDT, ha muerto antes de nacer y en su lugar habrá otra cosa, otro encuentro diferente que puede morir de éxito antes de nacer, por sobredosis de pasión.
Lo que es casi seguro es que este supuesto evento democrático no dará apenas frutos. Es poco probable que se consensúe nada más atinado que el documento de la UIAA
“to bolt or not to be”, que es a mi brutal entendimiento, la más acertada propuesta de principios apuntada hasta el momento.
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Hace unos años hubo un concurso en la revista Desnivel patrocinado por el distribuidor de los frontales Petzl.
Consistía en contar una buena historia en que el prota fuera el frontal. La ganó un tipo que contó que en un vivac invernal no podían encender el hornillo por ausencia de mechero o cerillas. Entonces a uno de ellos se le ocurrió que si rompía el cristal de la bombilla con cuidado de no dañar el filamento, podría abrir la espita del gas y acercar la bombilla rota -conectada en el frontal- y darle energía para poner incandescente el filamento, de esta manera encender el gas del hornillo. Cierto o no, pero ganó.
Lo probé por curiosidad y efectivamente funciona, si señor. A recordar los que todavía lleven el Zoom.
Hoy no se podría repetir la jugada con un frontal moderno de leds puesto que no llevan filamento. ¿Es el gas de los leds hilarante? ¿podrían dos frontales montados en paralelo en una bicicleta dar el pego por la noche en la autopista y parecer un Mercedes? ¿cinco tikkas a toda hostia hacen la función microondas debajo de un casco?
Reto al personal a una concurrencia de ingenio y desde hoy hasta el 31/08/2008 aguardo vuestras ideas sobre el asunto.
Máximo quinientas palabras. Me las manden
aquí. Entregaré uno de
estos para el que más lo borde.
En cierta ocasión estuve escalando en Mallorca en un lugar llamado Tijuana por los escaladores. Por la noche fuimos a cenar a uno de los baretos de por allí. Acabamos la cena haciendo buenas migas con el jefe del local, un local. Estaba bastante irritado con los escaladores locales pero de “ciudad” por haber rebautizado la toponimia de la costa poniendo nombres a sectores de escalada – y haberlos publicado- que no tienen nada que ver con los propios del zona, algo que sólo conocen los del lugar y más bien desde el punto de vista del mar pues las rocas de la costa sirven para orientar a marineros y pescadores locales desde hace siglos.
Jordi Lalueza (foto).
